miércoles, 24 de agosto de 2011

The prince's present

 
La peculiar risa del señor se elevó por todo el palacio resonando en las vibrantes columnas y sinuosos muros violáceos. Todo grito, gemido o suspiro que este pudiera acoger fue acallado al instante a la par que toda aquella orgía de cuerpos, tentáculos y otros miembros de dudosa función frenaban su incesante actividad. Nadie podía escuchar tal sonido y no amar total y completamente al príncipe. Slaakiash acabó su deliciosa expresión de felicidad con un sonoro suspiro, sus brillantes pupilas se perdieron en el sombrío techo, aquello era magnifico... sí, realmente maravilloso... Las febriles joyas violetas que ocupaban sus cuencas oculares se desplazaron violentamente hacia el regalo, y una vez sobre aquella piel perlada la recorrió suavemente milímetro a milímetro... perdiéndose en cada forma, cada mechón de sus cabellos canos y cada vuelta del delicado cuerno... un unicornio... su lengua azulada brilló húmeda sobre los labios carnosos del demonio, su mente ya se adelantaba a sus actos...

Rodó lánguidamente entre telas y cojines provocando la huida simultanea y descontrolada de decenas de pequeñas criaturas reptantes que habitaban su lecho, estas se extendieron lentamente por la húmeda sala perdiéndose entre garras y tentáculos de los allí presentes, evitando sin embargo las brillantes patas del invitado. Los ojos de Nimbi observaron con tristeza una de aquellas formas viscosas retorciéndose de puro amor entre los dedos de su señor para desaparecer segundos después entre sus afilados dientes, la pureza de su pequeño corazón le impedía ver aquella escena, por muy antinaturales que fueran no podía dejar de amar a toda ínfima forma de vida.

-Mi nombre es Slaakiash... -los ojillos del unicornio se alzaron temerosos hacia los del anhelante demonio, ahora tumbado en el extenso diván observándolo boca abajo con una sonrisilla cínica -príncipe y señor de esta fortaleza... y ahora también tuyo...

El corazón del pobre Nimbi se disparó ante tal afirmación y al sentir como los desagradablemente húmedos y cálidos tentáculos de las diablillas se enroscaban entre sus extremidades levantándolo del suelo entre risas y cantos, tendiéndolo delicadamente en el lecho. El vapor almizclado que emanaban las telas lo amenazaban con anular su mente y estrangular su razón, sus ojos se volvieron locos rodando en pos de una salida. Aquello era demasiado primitivo, demasiado salvaje para la pobre criatura, allí no había nada fresco, ninguna vida... todo era aquel calor húmedo y pegajoso... aquel aroma embriagador... aquel deseo lascivo..

Sus patas relucientes cobraron vida debatiéndose entre las fastuosas cadenas, luchaban desesperadas por liberarse mientras lo único que lograba era hundirse más y más entre cojines y la mirada entusiasmada del príncipe, oh sí... iba a ser una gran fiesta... un chillido ahogado calló de golpe bajo las finas yemas de Slaakiash mientras estas paseaban maravilladas por la piel del pequeño equino.. sus dedos recorrieron el blanco muslo sin resistencia alguna... nadie podía resistirse a su tacto, ni siquiera aquella criatura inocente, varias filas de dientes sonrieron al unisono tras unos labios azulados que se precipitaban hacia su presa...

Crash! Una pezuña impactó de lleno en su mandíbula echando hacia atrás la cabeza del demonio antes que sus labios pudieran llegar a rozarlo. Sus ojos atravesaron al unicornio sin siquiera llevarse la mano al rostro. Los de la pequeña presa estaban llenos de una fiereza poco conocida en su raza, pero pronto esta había mudado en terror, sus pupilas se extendieron reflejando el delicado rostro del príncipe, mutando a su vez en la viva expresión de la lujuria, cada uno de sus rasgos deseaban poseerlo.


Largos minutos después Slaakiash mantenía apresada bajo su cuerpo la pobre criatura. Nimbi respiraba con dificultad sintiendo como su mente se perdía más y más en ningún lado, sentía todo como un sueño, la piel del demonio... sus dedos... aquella cola carnosa y fina estrangulando una de sus patas... las risas... era como una serpiente, estaba hipnotizandolo, fundiendo todo su yo irremisiblemente... deseaba amarlo, pero no debía... sintió sus besos en su piel, vio brillar sus colmillos... aquella lengua añil buscando con avidez sus labios... el unicornio apretó los ojos... y de repente...



Fuash! La luz emanó del cuerno como miles de rayos, ocupando cada rincón de la retorcida fortaleza, torturando sus amorfos habitantes y arrancándoles los gritos más espantosos que aquel palacio pudiera haber albergado. Algunos estallaron en polvo al instante, otros vieron reducido su tamaño hasta casi desaparecer o simplemente se arrastraron buscando cobijo en vano, todos ellos fueron acallados por el terrible rugido del príncipe. Las desesperadas pupilas del demonio trataron de desaparecer tras sus parpados azulados, pero incluso así la luz las quemaba como una inclemente llama, sus dedos se crispaban ante la lengua carbonizada, el insignificante roce con los labios del unicornio había sido suficiente para quemarlo hasta el alma. Derrotado en su propio lecho el príncipe del placer trató de alejarse de la criatura que ahora se alzaba brillante ante él, sus ojos ahora severos lo amenazaban con el cuerno fulgurante, un potente casco equino lo atrapó bajo él como una simple víborilla.

 
Sus ojos volvieron a encontrarse durante unos pocos segundos que podrían haber abarcado siglos, y antes que el demonio pudiera siquiera percibirlo los cascos del unicornio ya resonaban contra el duro mármol de los pasillos perdiéndose en la noche como un haz de luz alba...





 
Horas después, tendido en el fragante lecho y aún humeando Slaakiash repasaba mentalmente todo lo ocurrido con una sonrisilla, probablemente habría perdido gran parte de su corte y su lengua mutilada tardaría un poco en volver a ser lo que era... pero no le importaba. Su larga cola se enroscaba y desenroscaba placenteramente, ese unicornito iba a ser suyo...

Al igual que el unicornio sus colmillos refulgieron ansiosos en la vibrante oscuridad.

2 comentarios:

  1. Waaaahhhh!!! me ha encantado!
    He seguido paso a paso el custom de este enano lascivo y ahora este pequeño relato ha acabado de darle vida y personalidad.

    Impresionante! *O*

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  2. Qué...intenso. Sin más palabras que añadir xD Pobrecito Nimbi con la penita que da...¡Qué cosas le hacen!

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